Los hijos que no han nacido

Los hijos que no han nacido

Hoy conocí a Belén.

Belén está tan embarazada que dará a luz en junio.

La conocí en un ambiente que no daba para hablar mucho: en su ámbito laboral. Me quedé con ganas de explicarle algunas cosas para el bien de Mateo, el hijo que nacerá en junio. Como no he tenido ocasión de hacerlo allí, me animo a escribir sobre ello.

En el corto espacio que estuve con ella, quizá menos de 10 minutos, me dio tanta información de tanta importancia que me parecía invasivo decirle allí mismo todo lo que quería compartir con ella para el bien de Mateo y de su familia. Mas es un compromiso para mí explicar aquello que es importante saber y resolver. Ya no por mí, ni por Belén… sino por el alma que está en camino y que siento que esta conversación con su madre no es circunstancial.

Belén me decía que Mateo es el segundo niño, que viene después de Dámaso que ya tiene 9 años y que ella quería niña. En realidad iba a por la niña pero ahora no cambia al niño por nada y que llega después de dos abortos. Y que con Mateo tuvo un embarazo de riesgo y se perdió su gemelo».

Sólo esta frase que se dice pronto encierra tanta información que puede ser condicionante para Mateo… !!

Empiezo a desgranarla:

Aunque no lo sepamos el embrión tiene una conexión fascinante con la madre y con el padre, aunque éste esté a miles de kilómetros. Y esta conexión se mantiene hasta los 7 años de vida. La conexión no solamente es física con la madre, sino también mental y emocional con los dos.

Nuestros pensamientos, sentimientos, emociones van conformando su mundo que aún no tiene autonomía y se forja, se patroniza a través del nuestro: papás y mamás. Aquello que pensamos, sentimos y sobre todo acerca de ellos son sus bases, sus pilares, y desde ahí crearán sus patrones. Pensamos que en el útero no ocurre nada, y en realidad se están poniendo de forma bien sólida los pilares emocionales, mentales, energéticos, de una nueva vida. Tan importante es el alimento físico de la madre como el mental y el emocional, así como el energético. 

Cuando queremos un niño, o viceversa, pero resulta que es una niña, o al revés, parece que no ocurre nada. Y sí, está ocurriendo que se deja una impronta en el pequeño ser que es necesario modificar para que no tenga consecuencias en su vida y sobre todo en la edad adulta.

La información que recibe a nivel emocional es una negación a quién es. Me encuentro en terapia con tantas personas que se pasan la vida esforzándose por validarse, por ocupar su lugar, por hacerse querer por este hecho. En el útero materno han recibido la información de que se esperaba a otro. Imagina que compras algo por internet y cuando lo recibes no es lo que esperabas…¿cómo reaccionas, cómo actúas? A veces no es necesario que sean grandes cosas, imagina que pides una pizza con unos ingredientes en concreto y te traen otra. En alguna medida te sentirás frustrada, incómoda, pensando en cambiarla, o bien en reclamar. Esto ocurre con cosas tan insignificantes como una pizza o una compra de cualquier objeto. ¿Cómo será tu emocionalidad cuando «ibas a por la niña» y resulta que engendras un varón o al revés?

¿Cómo es la emocionalidad que recibe el ser que estás gestando? La clave está en entender que en esos momentos, aún tempranos de la gestación, hay una emocionalidad y una mente que se está creando en línea directa con los padres, sobre todo con la madre. 

Es importante revertir el efecto de estas palabras, de estas emociones, de estas esperanzas para que el ser que llega se sienta totalmente aceptado y en el futuro integrado.

Cuando el niño llega sin ser esperado, aún cuando es bien recibido, necesitará y peleará toda su vida por un reconocimiento, por hacerse un lugar. He encontrado casos en terapias de personas que han desarrollado anomalías de carácter sexual que proceden de una información perinatal de esta índole. Quizá el bebé llega cuando ya la familia estaba formada, o en momentos de precariedad y se siente que el hijo llega en mal momento, fuera del matrimonio o de una relación consolidada y aceptada, en un mal momento porque afecta al futuro laboral, etc.

Belén, a escasos dos meses de dar a luz sigue diciendo que «quería niña y qué le vamos a hacer». Lo ha aceptado, aunque no lo ha hecho en realidad pues de ser así no hablaría en esos términos. Con esto le recuerda a Mateo una y otra vez que prefería que tuviera otro sexo. Mateo es posible que genere un mandato de ello y viva con él toda su vida.

Además, Mateo forma parte de un embarazo gemelar. Fue un embarazo de riesgo en el que se perdió su hermano. Decía Belén con tristeza: a ver si el que se perdió era la niña… En este caso el niño también porta una información de pérdida que es importante sea subsanada. Es posible que haya una sensación de culpa a lo largo de su vida, de necesidad de reconocimiento y de sentirse sólo y abandonado, como un poco perdido en la vida. En otros casos también he visto falta de fuerza vital, de decisión y de aceptar retos o asumir riesgos y compromisos.

Y además llega después de dos abortos. El aborto deja una información energética en el útero materno, así como una información emocional y física de la cual se impregna el ser que se concibe después. Aunque los abortos se hubieran «aceptado con normalidad», que en realidad no es así, queda una huella de dolor. Probablemente un duelo que realizar y sobre todo dar el lugar a los hermanos que no han nacido. Haciendo cuentas, Mateo no es el segundo hijo de Belén, sino el quinto. Cambia mucho el panorama familiar con esta visión. Belén es madre de 5 hijos y Mateo necesita que se le de el lugar exacto que le corresponde, es decir el quinto y no el segundo. Darle el segundo lugar es cargarle con la responsabilidad de los tres hermanos que no están. Hablamos desde un punto de vista álmico y energético.

Soluciones para solventar la situación de Mateo:

  • Reconocer y aceptar, realmente, que es un varón. Dejar de mencionar la niña que no es.
  • Darles el lugar a los hermanos no nacidos. Darles un espacio en la familia, incluso ponerles un nombre y aproximando la fecha de nacimiento, darles una edad actual. Que no hayan nacido no significa que no sean parte de la familia. Es muy importante, para la salud familiar, que no haya partes olvidadas.
  • Hacer el duelo de los hermanos no nacidos y sobre todo del que compartía vida con Mateo en el útero materno. Imagina cómo te sientes cuando fallece tu ser más querido. Imagina cómo vives el duelo si estás sola, aislada, o si estás acompañada. Imagina esta situación en el útero materno, a tu hijo allí solo viviendo la pérdida del hermano.Te recuerdo que como consciencia, en esos momentos hay sentimiento, emoción, mente.





Autora. 
Ana María Angueira. 

Escritora. 
Terapeuta MetaGenética. 
Directora Escuela Esenia de Conocimiento. 
Master Teacher de Registros Akashicos. 

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