En la ruptura una ve el caos, la desgracia y no podemos ver la luz, en la mayoría de los casos uno de los dos no está de acuerdo con la separación, siempre hay alguien que propuso para que se diera de esta manera.
Una ruptura es sinónimo de pérdida, cuando nuestro ser amado no está a nuestro lado, el dolor y la desesperanza se queda con nosotras y parece que no van a irse nunca.
Toda persona que está superando una ruptura, pasa por una fase de duelo, que se caracteriza por pensamientos negativos, que ya no seremos significativas para nuestra pareja ni podremos compartir esos momentos importantes junto a su vida, que no encontraremos el amor, plantearnos como seguiré adelante sin nuestra pareja. Falta de interés por temas que antes ocupaban nuestro tiempo (no querer salir), sentimientos de tristeza, apatía disminución o aumento del apetito somnolencia o insomnio.
Nadie tiene una relación con la idea de terminar, porque se desea seguir adelante, consolidar esa relación, porque hay una posibilidad de crear un futuro juntos y todo eso se acaba en el momento en que esta relación se rompe. Todo eso que habíamos depositado en la relación se va junto a esa persona, muchas veces esas carencias personales que tenemos, han bajado, están protegidas por ella, en su compañía olvidamos de ejercer esa independencia, postergando nuestro crecimiento personal.
Es muy común que luego de una separación no podamos ni de ser capaces de cambiar una lamparita, aquellas situaciones que depositamos, en otra persona. Desde acá podemos dar cuenta del entramado de esa dependencia que teníamos dentro de la relación, y la que tenemos hoy ya fuera de la relación. Sentimos que ya no estamos completas, si nos quedamos con la teoría del medio corazón cortado y la otra persona tiene esa otra mitad, siempre vamos a estar cortadas, buscando siempre a otra persona para ser feliz, a esa persona que nos completa. Así es como nos invitamos a reencontrar nuestra completud personal, que la felicidad no es en estar acompañada, sino amándose a sí misma y así podemos ofrecer amor a los demás. Ahora bien, si estas pasando por un proceso de desesperación, te está llevando a sentirte muy mal contigo misma, tu autoestima ya estaba dañada antes de la relación.
Todo lo que hicimos fue postergar esa necesidad de completud personal, porque para nosotras ya éramos suficiente que esa otra persona nos complete, era suficiente que nos dijera lo hermosa que éramos, suficiente que nos alabara, cuando en realidad no creíamos eso de verdad, es así como postergamos el proceso de sanación que es nuestro, necesitamos trabajar en nosotras, hacernos responsables de aquello que permitimos, no somos víctimas.
Debemos tener en cuenta que en este camino de vida es imposible pasar sin herirse, el dolor por el desamor es inevitable, de todas las rupturas se aprende algo y el amor no está del otro lado sino en nosotras mismas. Si una vez amamos, volveremos a amar, pero siendo más sabias.
Así que permítete transformar tu vida a partir de la imagen que tienes de ti misma, permítete trabajar contigo misma para mirar esos huecos que tu ex ha dejado, permítete disfrutar de esa libertad que hoy tienes, ya que te dejo el camino libre, recuerda si no está hoy contigo esa persona no era en este instante quien debía estar contigo, el punto es hoy no esta y nosotras debemos estar bien ahora. Así que permítete que esta transición con tu ex sea el trampolín que necesitas para reconectar con tu ser, con esa mujer que en realidad quieres ser.
Escrito por: Analía Aguilera
